No es fácil en estos tiempos encontrar noticias agradables hacia la figura de los arquitectos. Es posible que incluso con algo de razón, el colectivo (esto quizás sea lo injusto) habitualmente es el blanco de las más duras acusaciones. Por este motivo, es de celebrar una iniciativa, por pequeña y simbólica que sea, que venga a reconocer y recordar los aspectos más positivos que nuestra querida profesión ha sabido legar a la ciudad de Madrid y sus habitantes.
Tras una larga y compleja iniciativa comandada por el COAM y la Junta de Compensación de Valdebebas, ayer se presentaron oficialmente 47 nuevas calles del nuevo desarrollo urbanístico dedicadas a notables arquitectos que, cada uno a su manera, han tenido una importante y relación con Madrid. Sin ningún tipo de matices la iniciativa ha sido muy de agradecer y debe hacernos sentir orgullosos a todos los arquitectos.
No soy yo desde luego demasiado afín a la estructura colegial. Pero en este caso, más allá de mi propia relación personal con uno de los homenajeados, no puedo sino aplaudir la idea, agradecer el esfuerzo y dar las gracias al COAM y a todos sus miembros. Por otra parte, también es revelador que estas calles aparezcan precisamente en el desarrollo urbanístico reciente de Madrid que más atención ha prestado a las cuestiones arquitectónicas, urbanísticas y paisajísticas: Valdebebas. El planteamiento de Valdebebas seguramente no es perfecto, pero resulta obvio que es un avance muy significativo con respecto a operaciones también muy recientes de la capital. Además y por lo que se ve, ese avance, o riesgo, o esfuerzo, está teniendo una respuesta más que buena en el desarrollo económico y edificatorio asociado. ¡Son prácticamente las únicas grúas con actividad que se pueden ver en Madrid en estos tiempos de desánimo generalizado! De nuevo, solo se puede agradecer a Valdebebas el interés y enorme esfuerzo que seguro ha sido necesario para llevar a término un desarrollo urbanístico, al menos mucho más cuidadoso, de un gran trozo de Madrid, simbolizado en este pequeño gesto final de denominar a sus calles con el nombre de 47 arquitectos.
Nunca es fácil hacer una lista de nombres. A las dificultades más evidentes derivadas del criterio de selección se han unido otras coyunturales, según nos cuentan. Algunas comprensibles, como por ejemplo, que en el municipio de Madrid solo pueden tener calle personajes fallecidos. Otras menos razonables, y que por fortuna pudieron sortear entre todos los intervinientes (en un alarde del absurdo al que se llega al llevar a su extremo el discurso políticamente correcto, en un momento dado se solicitó realizar una lista alternativa en la que se respetara un porcentaje del 50% para arquitectos hombre y mujeres).
Cualquier lista es discutible. Pero lo cierto es que contemplada la enorme talla de los 47 elegidos, podemos concluir recurriendo a la frase hecha, "son todos lo que están, aunque sin duda no estén todos los que son". Pero, más allá de los nombres, lo que es de celebrar, es que por fin la ciudad de Madrid rinde un pequeño homenaje a los arquitectos. Y eso es un gran e inusual noticia.
Ahora lo que nos queda a nosotros, es estar a la altura del reconocimiento...
Ahora lo que nos queda a nosotros, es estar a la altura del reconocimiento...
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